Capítulo 24 ~> ¿Me esperas?

Sonreí, sin darme cuenta y esperé impacientemente a que el ascensor me llevara al piso veintisiete. Y cuando la puerta se abrió ahí estaba él, esperándome. Me sonrió y yo me lancé a sus brazos y le abracé mientras él sonreía y acariciaba mi pelo. Levanté la cabeza y le miré a los ojos, esos enormes ojos, oscuros como la noche. Me acerqué a él y le estampé un beso en la mejilla, luego fui avanzando por su moflete hasta llegar a sus labios y le besé, esta vez en la boca.

Yo: ¿Qué haces aquí?
Álex: Esperarte.
Yo: Ya veo. Entremos. (Dije abriendo la puerta de casa.)

Álex me siguió dentro y se sentó en el sofá, mientras me miraba sin decir nada.

Yo: ¿Vemos una película?

Álex hizo un gesto dándome a entender que le daba igual. Me senté junto a él, de lado mirándole a la cara. Se limitaba a mirarme fijamente.

Yo: Álex, venga dime algo. ¿Qué quieres que hagamos?
Álex: Veamos la peli, si quieres…

Él me miraba con deseo, y sonreía mientras jugueteaba con su lengua provocativamente.

Yo: Espera que voy a por ella.

Me levanté y me dirigí a mi habitación, pero la voz de Álex me detuvo.

Álex: ¿Seguro que no prefieres hacer otra cosa?

Me giré y le miré. Se había levantado y se encontraba en frente de mí a unos centímetros.

Yo: Álex…

Se acercó y se colocó detrás de mí, acercó su boca a mi oído. Agarró mi mano, mientras acariciaba mi cuello con la mano que le quedaba libre.

Yo: Álex…
Álex: ¿Qué? (Susurró en mi oído.)

No podía responderle, no podía decirle que no quería que nuestra relación se basara en besos y más besos, que quería poder hablar con él, poder ver una película con él, pasear de la mano; me ponía demasiado nerviosa, tanto que no podía hablar, no me salía la voz…
Besó mi cuello, lentamente. Yo me alejé de él, y me senté de rodillas en el sofá de espaldas a él. Se quedó extrañado, pero momentos después reaccionó y se sentó de cara a mí.

Álex: ¿Qué te pasa ahora? ¿No quieres besarme, o qué?

No respondí, sólo bajé la cabeza.

Álex: ¿No piensas responderme?
Yo: ¿Qué quieres oír, la verdad o la mentira? La mentira suele ser más bonita.
Álex: Dime la verdad, mejor…

Levanté la cabeza y le miré.

Yo: Pues… Joder Álex, que no. Que no quiero que nuestra relación se base en liarnos. ¿A ti te parece eso normal? Así no vamos a llegar a ningún sitio. Sólo llegará el día en el que nos cansemos el uno del otro…
Álex: Esto no se basa en liarnos.
Yo: ¿Ah no? Eso es lo que pretendo, que no sea así. Pero, muy a mi pesar, he de decir que lo es. Es así. Por eso quería que viésemos la película. Claro que prefiero besarte, no sabes cómo me gusta el tenerte cerca, pero también podemos hacer otras cosas, ¿no?
Álex: Supongo que sí. Pero es que te miro, y deseo besarte, no puedo evitarlo.
Yo: No te digo que no me beses, pero podemos estar juntos sin tener que besarnos todo el tiempo. ¿Vale?

Álex me miró un segundo, serio, pero al final sonrió y asintió. Yo le abracé con fuerza.

Yo: ¿Vemos la peli?
Álex: Creo que es mejor que me vaya.
Yo: No…
Álex: Sí, imagina que viene tu madre. No quiero meterte en líos.
Yo: No me meterás en líos. Anda, no te vayas…
Álex: Marina, no insistas. Sólo he venido a verte. Tengo que hacer unos recados.
Yo: Bueno, vale. Mañana nos vemos, ¿no?

Le acompañé a la puerta y la abrí.

Álex: No sé…
Yo: ¿No sabes?
Álex: Es que no sé qué haré mañana.
Yo: Ves, eso es lo que pasa…
Álex: ¿Qué pasa?
Yo: Nada, déjalo.
Álex: ¿Seguro?
Yo: Sí.

Se acercó y me besó.

Álex: Bueno, entonces adiós.

Él salió, esperando mi respuesta, pero yo me limité a cerrar la puerta.


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