Capítulo 6 ~> My first day.

El día 12 de septiembre, justo una semana y un día después de nuestra llegada, empezaban las clases. ¡Primer día de instituto, allá voy!

Como suele pasar el primer día de instituto me levanté tarde por lo que no me dio tiempo a arreglarme el pelo todo lo que hubiera deseado ni a desayunar correctamente. Tardé casi media hora en elegir la ropa. En el otro instituto nunca había tardado esa eternidad para elegir un par de trapos, pero necesitaba causar buena impresión. Cuando me sentí lo suficientemente mona, bajé para que mi madre nos llevara en coche a Diana y a mí.
Llegamos diez minutos tarde, pero como pude comprobar al llegar, no éramos las únicas. Me despedí de mi madre y eché a andar, mejor dicho correr, por el campus hasta llegar a mi clase. Llamé a la puerta.

Yo: Sorry, I'm late. Can I comin'? (Dije en mi mejor inglés.)

Me presenté a mis compañeros y elegí un sitio de la segunda fila para sentarme. Hablé con varias de mis compañeras de clase, pero las conversaciones no eran muy fluídas, tenía que pensar lo que decir en español y luego traducirlo, así que opté por hablar lo menos posible.
Cuando sonó el timbre que marcaba el final de ese horrible día nadie sabe bien el alivio que sentí.
Esperé a mi hermana y las dos regresamos andando a casa.

Yo: ¿Qué tal te ha ido?
Diana: Mejor de lo que esperaba, la verdad. ¿Y a ti?
Yo: Bien, dentro de lo que cabe.
Diana: A primera hora, cuando he llegado me he asustado porque todos estaban haciendo un examen para comprobar su nivel, pero he hablado con el profesor y me ha dicho que le parecía un poco injusto que en mi primer día y sin saber inglés me hicieran un examen. Ha dicho que me lo hará más adelante para ver cómo progreso.
Yo: ¡Mira qué suerte tiene la niña! (Dije sonriendo)

Seguimos conversando pero no hablamos de nada importante. En realidad yo casi no hablé, me limitaba a escuchar a Diana hablar sobre si un chico la había mirado, si otro le había guiñado un ojo y cosas por el estilo, y a contestarle con monosílabos: ¿Sí?, ¿Qué? ¡No!... Hasta que por fín llegamos a casa.
Tiré la mochila al suelo y me dejé caer sobre el sofá. El día había sido agotador por todos estos motivos:
Inglés, inglés y más inglés.
Pronunciaban mal mi nombre. Maaaaaaaaaaaaarrinna... ¿Tan difícil era decir Marina, tal cual?
Sólo tenían 20 minutos de recreo, ¿cómo podían aguantar todas esas clases con un descanso de tan solo 20 minutos?
Una profesora me expulsó de clase porque pronuncié mal la palabra "beach" y se pensó que le estaba diciendo "bitch"(...) ¿Cómo esperan que sepa yo diferenciar la pronunciación de esas dos palabras?
En resumen, había sido un dia HORRIBLE.

Mientras estaba tirada en el sofá oí un grito que venía de la cocina. Me levanté y fui a ver qué ocurría.

Yo: ¿Qué ocurre mamá? (Dije mientras abría la puerta)
Mamá: Pues que estaba preparando la comida y cuando he ido a abrir el horno me he quemado.
Yo: Es que mamá, a quién se le ocurré abrir el horno e intentar sacar la comida sin manopla, ni un trapo, ni nada. Así cualquiera no se quema.
Mamá: Yo que sabía.
Yo: Ni que fuera la primera vez que abres un horno.

Empecé a oler a quemado. Me giré y comprobé que nuestra comida se estaba quemando.

Yo: Pero mamá, no has apagado el horno.

Abrí el horno y saqué la comida, eso sí, con un trapo.

Mamá: Ay hija, no me he dado ni cuenta. Estaba tan ocupada pensando en mi quemadura que no he caído en pensar en la comida.
Diana: Pero mamá, ¿qué pasa aquí? (Dijo Di, entrando por la puerta)
Yo: Pues que si quieres comer necesitamos el número de una pizzería.
Mamá: Sí, será mejor. Porque la comida ha acabado un poco... Chamuscada.
Diana: ¿Un poco?
Yo: Ha sido un accidente. (Dije intentando relajar el ambiente)

Di, llamó a una pizzería y en un cuarto de hora tuvimos las pizzas en casa. Nos sentamos a comer y mi madre hizo esa pregunta que hacen los padres todos los días.

Mamá: ¿Qué? ¿Cómo os ha ido el día?
Diana: Pues genial. (Y volvió a contar lo del examen, y lo de los chicos esos...)
Mamá: Amm, pues entonces no ha ido tan mal, ¿no? (Dijo sonriendo) Y a ti cariño, ¿cómo te ha ido?

Me miró con cara de preocupación. Yo era una persona a la que le costaba adaptarse, ese era tal vez el motivo por el que, nunca había terminado de encajar en mi antiguo pueblo. Y eso mi madre lo sabía muy bien.

Yo: Bien. El instituto es muy grande.

Dije a modo de respuesta. Bastantes cosas tenía ya mi madre encima para que yo le contara mis problemas de niña pequeña, que al lado de los suyos no tenían la más mínima importancia.

Mamá: Eso está bien. Escuchadme, esta tarde es especial, necesito que una de las dos se venga conmigo y me ayude.
Diana: Yo, yo me voy... Pero, ¿ayudarte en qué?
Mamá: Esta tarde lo verás.
Diana: Vale.
Yo: Yo me quedo aquí. Le echo un vistazo a los libros y empiezo ya a traducirlos, porque para poder estudiarme lo que pone necesito primero comprenderlo.
Mamá: De acuerdo cariño. Bueno Di, termina de comer y vístete, ponte lo mejor que tengas, date prisa. Voy a ducharme, en cuanto salga nos vamos.

Mi hermana y yo terminamos de comer. Diana se fue a vestirse y yo me quedé en aquella extraña casa recogiendo la mesa. Era raro verme ahí, a miles de kilómetros de lo que yo había considerado, hasta ahora mi hogar, pero debía hacerme a la idea que mi nueva vida estaba ahora en ese país tan diferente a mi lugar de origen. Ese país al que llamaban Los Estados Unidos De América.

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