Capítulo 19 ~> No insistas.

Sólo podía ser una cosa. ¿Y si estaba con otra? Una lágrima recorrió mi mejilla. No, no, no. Él me quería, ¿no? Comencé a llorar, y al final me dormí. Me desperté  a la mañana siguiente, con los primeros rayos de sol. Me  preparé para ir a clase y a las ocho y diez, eché a andar junto con Diana. Entonces tuve una idea brillante.

Yo: ¿Qué vas a hacer esta tarde?
Diana: He quedado con una amiga. ¿Por?
Yo: Nada, porque tengo que hacer algo.
Diana: ¿Qué vas a hacer?
Yo: Ya te enterarás.
Diana: Pero…
Yo: No insistas.

Siguió insistiéndome, pero no le hice caso. Seguía preparando mi plan para esa tarde. Cuando llegamos, fui a mi clase y me senté en última fila. Y así, entre clases y exámenes, pasó la mañana. Justo a las dos y veinticinco sonó el timbre de mi liberación. Y salí de clase, casi corriendo. Pero un grito detuvo mi carrera. Me giré y me encontré con Sergio, que me saludaba con la mano y se acercaba corriendo hacia mí.

Yo: Hola.
Sergio: Hola. ¿Cómo estás?
Yo: Pues bien, ¿y tú?
Sergio: ¡Genial!
Yo: ¿Y eso? (Dije con una sonrisa)
Sergio: Pues que acabo de hacer un examen de matemáticas y he sacado la nota más alta.
Yo: ¿Sí? ¿Y qué nota has sacado?
Sergio: Pues un 9’55.
Yo: ¡Ala! Yo no subo del seis.

Me dirigió una sonrisa y seguimos andando. Llegamos a la puerta de entrada, y nos detuvimos al ver un papel pegado en el cristal. Anunciaba que iba a haber una competición de baile en el instituto.

Sergio: Puedes participar.
Yo: ¿Yo? ¡Qué va!
Sergio: Que sí, con un poco de práctica, ganas seguro.
Yo: No creo. De todas maneras, yo ya no bailo.
Sergio: Pues ayer no lo parecía.

Le miré y él me sonrió.

Sergio: Vamos… Seguro que lo harías genial.
Yo: Que no, no quiero.
Sergio: Sí que quieres.
Yo: Déjame en paz. (Le dije con una sonrisa.)
Sergio: Si lo estás deseando.
Yo: He dicho que no. Venga vámonos.
Sergio: Vale. Pero al final,  te convenceré.
Yo: No creo.
Sergio: Bueno, me voy. Que está mi madre ahí, esperándome.
Yo: Hasta mañana.
Sergio: Adiós.

Me acerqué a Diana que estaba esperándome sentada en un banco, pero me sorprendí al comprobar que no estaba sola. Había un chico sentado al lado de ella, pero estaba de espaldas y no podía ver quién era. Me acerqué, y me sorprendí al ver allí, sentado junto a Diana a Álex, el mismo que la tarde anterior me había tratado como si no le importara nada. Pero que ahora había venido a la salida de mi instituto, a verme a mí. Se giraron y Álex se levantó y me abrazó. Yo, me fundí en aquel abrazo.

Yo: ¿Qué haces aquí? (Le pregunté cuando me soltó.)
Álex: Pues como no podía verte este tarde, pensé que la mejor solución era venir a verte ahora.
Me miró a los ojos y yo le sonreí.
Yo: Diana, adelántate. Ahora voy.
Diana: Pero…
Yo: Haz lo que te digo.

Diana obedeció de mala gana y echó a andar. Cuando vi que Diana se alejó, agarré a Álex de la mano y le arrastré hacia el banco. Me senté y él se sentó a mi lado, sin soltar mi mano. Se acercó a mí y me besó, con tal pasión que sentí que se me salía el corazón. No quería que se alejara de mí, así que cuando se empezó a alejar lentamente, le atraje de nuevo hacia mí y le besé. Me separé de él y le susurré al oído:

Yo: Odio tus besos.

Él se rió y me apretó suavemente la mano.

Yo: Te echaba de menos.
Álex: Yo a ti también.
Yo: ¿Cómo ha ido tu viaje?
Álex: Pues bien.
Yo: Me alegro. ¿Cómo estaban tus padres?
Álex: Genial. Oye, hablé con ellos que iría un par de veces al mes. Así que esto volverá a pasar.
Yo: No importa.
Álex: Ya, era sólo para que lo supieras.
Yo: Vale. Debería irme.
Álex: ¿Por qué? No quiero que te vayas.
Yo: Mi madre se extrañará si tardo.
Álex: Ponle alguna excusa.

Solté su mano y me levanté del banco poniéndome enfrente de él.

Yo: No, Álex. Estoy harta de mentiras, de excusas, de tener que vernos a escondidas. Y todo porque tú me lo pides, no quiero seguir con esto si ello conlleva mentirle a mi  madre. Ella no se lo merece. Álex: ¿Pero qué te pasa?
Yo: ¿Qué qué me pasa? (Dije enfadada.) Que no aguanto más. No soporto estar con un chico que no me llama, que no se preocupa por mí, que le da igual que le mienta a la persona que más me quiere del mundo…
Álex: ¿Y todo esto a qué viene?
Yo: Mira, déjame en paz.

Eché a andar, mientras las lágrimas invadían mis ojos. Oí que alguien corría tras de mí.

Álex: Espera.

Me sequé las lágrimas y me giré bruscamente.

Yo: ¿Qué quieres?
Álex: No te pongas así.
Yo: Es que puede que a ti no te importe, pero duele.
Álex: ¿El qué duele?
Yo: Esa incertidumbre de no saber qué es de ti, de no saber dónde estás, de que a veces me trates como si no te importara.
Álex: Sí que me importas.
Yo: Pues perdona que te lo diga, pero no lo demuestras.
Álex: ¿Y qué quieres que haga? Soy así, y no voy a cambiar por nadie.
Yo: ¿Ah sí? Pues entonces, olvídame.

3 comentarios:

Valery dijo...

ooooh :(
k bien k hayas hecho este capi, hacía tiempo k no dabas señales de vida xD

Wendy. dijo...

Sí, es muy triste...
Yaaa, es que no saco tiempo. Nada más que por eso voy a subir dos hoy. :)

AE dijo...

jajajaja :$ asta se me a escapado alguna que otra lagrima en este capitulo ! :$

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