Capítulo 26 ~> No me debes nada.


No lo pude evitar, miré esos dos luceros verdes que tenía en la cara, y me quedé embobada, hasta que él habló.

Sergio: Ahora soy yo quien debe darte las gracias.
Yo: No tienes nada que agradecerme. ¿Qué clase de amiga sería si no te curara lo que mi novio te ha hecho en la cara? (Dije sonriendo.)

Él sonrió incómodo y bajó la cabeza. Instantes después se levantó de la cama.

Sergio: Será mejor que me vaya.
Yo: Sí.

Le acompañé a la puerta y él salió, pero se quedó parado en la puerta del ascensor.

Sergio: Mañana nos vemos.
Yo: Hasta mañana. (Dije mientras cerraba la puerta.)

Ahora me quedaba lo más difícil; hablar con Álex. Cogí el teléfono y le llamé, pero como era normal en él, me colgó. Caí, entonces, en que aún no había comido y me dirigí a la cocina. Comí algo y me encerré en mi habitación, al día siguiente tenía un examen de geografía, así que empecé a estudiar. Un par de horas después ya me sabía todo el temario. Me hice una coleta, cogí las llaves y el móvil y salí a pasear en soledad, como solía hacer antes de mudarme allí. Me ayudaba a pensar. Llegué a un parque y me senté en la orilla de una gran fuente que había en el centro. Cerré los ojos y una pequeña ráfaga aire me dio de lleno en la cara. Sonreí, complacida. No oía nada, nada me molestaba. Sentada en esa fuente en medio de un parque lleno de personas, que debían de mirarme extrañados, me sentía bien. Mejor que en mucho tiempo. No oía el ruido de los coches, sólo escuchaba el silencio. Un rato después me levanté y eché a andar, de vuelta a casa.
Me sentía rara, por un momento hasta olvidé todo lo que había pasado ese día. Pero lo recordé al notar que mi teléfono vibraba y comprobar que era él quien me estaba llamando.

Yo: ¿Quién? (Contesté con  una sonrisa.)
Álex: Soy Álex.
Yo: Aah, hola. (Dije con el mismo tono de alegría.)
Álex: ¿Por qué estás tan feliz?
Yo: Emmm… Porque me has llamado.

No era exactamente mentira, pero no estaba así por eso.

Álex: ¿Te alegras de que te llame?
Yo: Sí, porque supongo que irás a pedirme perdón.
Álex: No, bueno, eso también.
Yo: Si no era por eso, ¿para qué has llamado?
Álex: Porque tenía una llamada perdida tuya.
Yo: Aah, era por eso.
Álex: No tonta.
Yo: Lo acabas de decir tú.
Álex: Ya, pero quería que supieras que lo siento. No va a volver a pasar.
Yo: Ya, seguro que no.

Calló, confundido.

Yo: Sí, seguro que no, porque se acabó.
Álex: ¿Qué?
Yo: Lo que oyes.
Álex: ¿Me estás dejando?
Yo: No, te estoy diciendo que no aguanto más, ya te lo dije. Es una detrás de otra y yo no puedo…
Álex: Pero Marina, por favor, no me dejes. Cambiaré…
Yo: Créeme, no es la primera vez que escucho eso.
Álex: Pero Marina…
Yo: Adiós Álex. (Dije colgando el teléfono.)

Segundos después, volvió a llamar, pero le colgué. Una lágrima recorrió mi mejilla. Me la sequé con el dedo índice. Y seguí andando, sin detenerme. En diez minutos llegué a mi edificio y subí a mi casa.
Saludé a Diana y me metí a mi habitación a seguir estudiando hasta que llegó mi madre y salí a ayudarla a preparar la cena. Cuando todo estuvo listo, las tres nos sentamos en la mesa.

Mamá: ¿Te lo has estudiado ya todo, Marina?
Yo: Sí, mamá. De ocho no bajo. (Dije con una falsa sonrisa.)
Mamá: Eso está bien, cariño.

De pronto, sonó el teléfono de mi madre.

Mamá: Cógelo tú. (Dijo mirándome.)

Asentí, mientras me levantaba rápidamente. Contesté.

Yo: ¿Quién?
¿?: Hola.
Me sorprendí al oír esa voz, pero luego sonreí.

2 comentarios:

Valery dijo...

alex se lo tiene merecido ¬¬ a veces es un poco cabroncito, no?? ;) besos ^^

Wendy. dijo...

Sí, un poco... ¿Tú crees que deberían volver o podría darle una oportunidad a Sergio? (:

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