Capítulo 1. Reencuentro


Bajo en silencio por las escaleras, mirando hacia todas partes. Me pongo la bufanda y los guantes y salgo a la calle. Hace más frió del que imaginaba, así que me cierro más el cuello de la chaqueta y comienzo a andar.
Cuando llego, él ya está allí. Abro la puerta de la cafetería y me dirijo a la mesa en la que está sentado.
-Hola.
-Hola- dice él sonriendo-. Qué mal tiempo hace, ¿verdad?
-No creo que me hayas traído aquí para hablar del tiempo- niega con la cabeza-. Entonces, ¿de qué querías hablar?- digo mientras me siento a su lado y comienzo a quitarme los guantes.
-Llevo mucho tiempo queriendo decirte algo, y voy a decírtelo...
-No digas nada. No lo intentes, déjalo en serio…- me levanto de la mesa. Él se levanta a mi vez y agarra mi brazo, impidiéndome así marcharme.
-Necesito decírtelo.
-No quiero oírlo- giró la cabeza y él se acerca a mi oído.
-Te quiero- suspiro- y sé que tú también sientes lo mismo.
-No. No quiero quererte, no quiero querer a nadie, ¿vale?- grito.
-Pero, ¿por qué?
-Porque no. No tenemos por qué complicar así las cosas, podemos ser amigos…
-Yo no quiero ser tu amigo.
-Si no quieres ser mi amigo, no lo seas, pero yo no quiero que seas nada más- él baja la cabeza y suelta mi brazo-. Lo siento, pero quizás deberías saber que yo no creo en el amor.
Con paso decidido salgo de la cafetería sin girarme ni siquiera para mirar al pobre chico que se ha quedado dentro, con el corazón roto. Una lágrima recorre mi mejilla, la recojo con rapidez. Camino en silencio y cuando por fin llego a mi calle, el estridente sonido de una moto me invita a girarme. Me vuelvo y la luz de unos faros me deslumbra. Parpadeo con fuerza y miro de nuevo la moto. Mi corazón se para de golpe. Me giro con rapidez y sigo andando. No puede ser. No puedo haber visto lo que me ha parecido ver... Llego a la puerta de mi casa y la abro, avanzo en silencio por el jardín. La moto se detiene en la casa de al lado confirmando así mis sospechas. Cuando casi he llegado a mi puerta oigo una voz conocida, una que tal vez conozco demasiado.
-Allie- grita él.
Me giro y le miro. Bajo la cabeza de inmediato y comienzo a subir las escaleras de mi porche. Él aparca su moto y entra en mi jardín. Yo me detengo. Se acerca a mí y me mira en silencio.
-Hola- dice él.
-Mira, si te acuerdas de mí… Pensaba que te habías olvidado de aquella chica que vive en la ventana de enfrente, esa que está a menos de medio metro de la tuya- digo enfadada.
-¿Cómo podría nadie olvidarse de ti?- dice él mirándome a los ojos. Yo bajo la cabeza. Es irónico, ya que él me había olvidado con una facilidad increíble-. Será que no he cruzado veces esa ventana.
-Demasiadas… - digo con indiferencia.
-¿Recuerdas aquella vez, en la que intentando cruzarla, tiré una maceta y le cayó a tu gato?- dice sonriendo.
-La recuerdo- sonrío a su vez.
-Aquel gato me cogió manía- añade volviendo a reírse- Por cierto, ¿lo sigues teniendo?
-Se escapó hace más de un año, no sabemos nada de él. De todas maneras, nunca me gustó mucho.
Él me observa sin decir nada.
-¿Cómo estás? Hace años que no sé nada de ti…-pregunta al cabo de un rato.
¿Qué cómo estoy? ¿Qué cómo estoy? Mal, peor que mal. Podría decírselo, podría decirle la verdad y culparle de todo mi sufrimiento, pero decido mentir.
-Estoy genial- sonrío con falsedad-. ¿Y tú?
-Como siempre.
-Entonces supongo que bien.
-No me puedo quejar- sonríe de nuevo-. Estás cambiada, te veo más mayor.
-Tú también has cambiado
Le miro detenidamente. Está más alto y se ha cortado el pelo, pero sus ojos siguen siendo exactamente iguales que como los recuerdo.
-No creas, sigo siendo el mismo irresponsable- responde sonriendo.
-Será mejor que vaya entrando a casa- digo tras unos segundos.
-¿Ya?
-Sí, hace frío- respondo cruzando los brazos.
-¿Por qué no pasas un rato?- dice señalando hacia su casa y mirándome fijamente a los ojos-. Hace mucho tiempo que no nos vemos y seguro que tienes muchísimas cosas que contarme.
-¿Ahora?- pregunto.
-Si quieres...
Claro que quiero, lo deseo con todo mi ser, pero no puedo, ha pasado demasiado tiempo... Ya lo he superado, ya he creado una barrera alrededor de mi corazón, una barrera que lleva tres años intacta, pero que ahora, en menos de cinco minutos, se está cayendo a pedazos. Y temo que se caiga entera.
-No sé, no quiero molestar- improviso.
-No te preocupes, no hay nadie.
-En ese caso... -él sonríe.
¿Por qué no le he dicho que no? ¿Por qué no he sido capaz de rechazar su invitación? Y lo más importante, ¿por qué ahora, después de todo este tiempo, me invita a su casa?
-Vamos- agarra con suavidad mi brazo y me arrastra detrás de él. Yo suspiro con fuerza, intentando recordar cómo respirar.
Abre con tranquilidad la puerta de su casa y entramos. Echo un rápido vistazo a la casa. Está exactamente igual que la última vez que la vi, hace más de tres años. Avanzo en silencio por el salón y me siento en el cómodo sillón de cuero. Las paredes siguen siendo de ese precioso tono salmón y la misma alfombra beis cubre el suelo de madera. Él se quita la chaqueta y se sienta a mi lado. Noto como me mira, pero yo no levanto la cabeza. Sigo mirándome los pies.
-Bueno... ¿Estás bien?- me pregunta en un susurro.
-Sí, ¿por qué lo dices?
-Allie, dime qué te pasa.
-Nada- digo mirándole.
-No intentes engañarme.
-No lo intento.
-Allie...
-No me llames Allie, ya nadie me llama así.
-¿Y eso desde cuándo?
-Si hubieras estado aquí lo sabrías...
-No, no estaba. Pero eso no cambia nada, yo siempre te he llamado Allie y siempre te llamaré así.
-Haz lo que quieras- digo bajando la cabeza.
-Pero, ¿qué te pasa? Nos encontramos después de tres años y no me das ni un simple abrazo...
-¿Qué pensabas... que después de todo este tiempo vendrías a verme y me tiraría a tus brazos? Pues perdóname, pero no pienso hacerlo- respondo cortante.
-No quiero que te tires a mis brazos, sólo que volvamos a ser amigos.
-Te fuiste de pronto, sin decirme nada.
-Lo sé y lo siento, de verdad. Solo quiero recuperar a mi mejor amiga...- suspiro con fuerza mientras la barrera cae de golpe. Me acerca a él y me abraza con fuerza. Absorbo su olor mientras él acaricia mi pelo-. Te he echado de menos.
-Y yo- me alejo lentamente de él y ambos sonreímos.
-¿Subimos a mi habitación?
-Lo que quieras.
Se levanta y sale del salón. Yo le sigo. Subimos en silencio las escaleras. Abre la puerta de su habitación y con un gesto de cabeza me invita a pasar. Entro despacio, observando cada rincón mientras él me mira curioso. Yo sonrío.
-¿Qué?
-No sé. Todo está exactamente igual...
-¿Y eso es bueno o malo?
-Bueno. Es genial que algunas cosas nunca cambien- digo sonriendo-. Dime, ¿dónde has estado estos tres años?
-En ningún sitio y en todas partes- le miro confundida-. He ido de aquí para allá. Viví dos años en Washington con mi tío, pero estaba harto de aquello y decidí volver. Llevo aquí algo más de dos meses...
-Así que estuviste en Washington. Y, ¿cómo es?- pregunto sentándome en el suelo. Él se sienta a mi lado.
-No se diferencia mucho de esto, hay muchos coches y muchos edificios.
-¿Y por qué te cansaste de aquello?
-No sé, echaba de menos demasiadas cosas...- sonrío.
-Ahora que lo pienso, ya tienes dieciocho.
-Casi diecinueve- responde sonriendo.
-Casi...
-Y tú diecisiete.
-Recién cumplidos.
-Supongo que te habrás echado novio- añade mirándome fijamente, yo suspiro.
Novio. Horrible palabra. En realidad sí que había estado con chicos, con chicos por los que no sentía absolutamente nada. Chicos a los que había roto el corazón en demasiadas ocasiones.
-No. ¿Y tú?
-¿Novio?- le miro y el sonríe- No, no estoy con nadie- una horrible sensación me invade y aunque puede parecer tonto, me alegro.
-Pero supongo que habrás estado con bastantes chicas.
-Con alguna que otra, pero nada serio- con alguna que otra, me repito bajando la cabeza-. Supongo que con lo guapa que estás, tú también habrás estado con muchos chicos.
-¿Yo?- pregunto perpleja. Él asiente- La verdad es que no. No es que no haya tenido oportunidad, es simplemente que no quiero estar con ningún chico por el que no siento nada- me mira sonriente-. ¿Qué?- pregunto al ver que sonríe.
-Nada, que estás muy madura.
-Ha pasado mucho tiempo. Y he crecido, bueno, hemos crecido. Ya no somos unos críos...
-Yo no he crecido.
-¿Ah no?- él me mira con inocencia.
-No. Yo soy Peter Pan- empieza a reírse y recuerdo todas nuestras peleas. Eran tonterías pero nosotros nos enfadábamos en serio, sobre todo yo, que era y sigo siendo una gran cabezota.
-Idiota- digo mientras él se ríe con todas sus fuerzas.
-Me casaré contigo Peter, y nos iremos a ver a las sirenas- añade él de forma burlona, recordando mis fantasías con mi queridísimo amigo Peter.
-Eres, eres, eres...
-¿Qué soy?- pregunta dejando de reírse y acercándose a mí.
-¿Qué eres?- pregunto. Él se queda callado unos segundos, mirándome con seriedad. Luego sonríe y responde a mi pregunta.
-Soy el Capitán Garfio- dice volviendo a soltar una carcajada.
-Te odio- le grito dándole un golpe en el hombro.
-Ves como no has madurado, te sigues enfadando.
-Hombre, si te burlas de mí cómo quieres que no me enfade.
-No me burlo de ti, sólo rememoro nuestra infancia.
-¿Quieres que rememore yo?- él asiente y me mira expectante. Me pongo de pie y levanto mi brazo- ¡Súper Capitán Mermelada al poder!- grito.
Él comienza a reírse y yo me río a su vez. Me vuelvo a sentar en el suelo y sigo riéndome. Él para en seco y me mira.
-¿Qué pasa?- pregunto aún riendo.
-No recordaba lo preciosa que era tu risa.

4 comentarios:

Mónica. dijo...

Ooohh presiento que esta historiiaa me va a gustar muchoo jiiijji :$ esta muy chachii jajaj xD bueno muchos besiitos (L)

Wendy. dijo...

Jajajaja, ojalá que te guste. La verdad es que no sé qué os va a parecer... ¡Y estoy cagada! :)
Gracias, muchísimos besos cariño (L)

Samy_Belieber dijo...

Me encantó el capitulo!! Ha estado muy interesante, seguro que esta novela va a ser genial! (como la anterior) :)
Un beso

Under a rainbow ~. dijo...

Quee bonita historiaa, haberr cuando escribes el 2 capitulo que es muy linda la historia.
Un fuerte, fuere abrazo, espero tu proxima entrada!
Pasate por mi blog y me dices que tal; http://nadando-a-contracorriente.blogspot.com/
Te sigo!

Publicar un comentario