Capítulo 37 ~> Dulce despertar.

Oí un sonido, una suave melodía, algo que entonaba una canción en mi oído. Abrí los ojos lentamente y ahí estaba él. El chico de mis sueños, la persona más importante de mi vida.

Yo: Hola. (Dije restregándome los ojos con fuerza.)
Álex: Buenos días preciosa. (Dijo sonriente.) ¿Cómo has dormido?
Yo: Mejor que bien. ¿Y tú?
Álex: Contigo.

Sonreí.

Yo: ¿Qué tiene eso de especial?
Álex: ¿Que qué tiene de especial dormir con la chica más preciosa del mundo y despertarse abrazado a ella? No sé, tú dirás.  

Cerré los ojos, y me quité la sábana. Me fijé entonces en que seguía vestida sólo con la ropa interior y la sudadera de Álex. Como un acto reflejo me volví a tapar. Álex sonrió.

Álex: ¿Aún te da vergüenza?

No respondí, me limité a taparme la cabeza con la sábana.

Álex: Tienes que levantarte. (Me dijo asomando la cabeza por debajo de la sábana.)
Yo: ¿Y mi beso de buenos días? (Dije incorporándome.)
Álex: Te lo daré cuando te levantes.
Yo: Malo.
Álex: Me siento orgulloso.
Yo: Pues eso está muy mal.

Me ofreció su mano. Yo la agarré y me levanté. Me desperecé, mientras Álex me ofrecía mi ropa.

Yo: No. Me quedo con tu sudadera, hasta que me vaya.
Álex: ¿Tan cómoda has dormido con ella?
Yo: No lo sabes tú bien. Dormiría con ella todas las noches.
Álex: Puedes quedártela si quieres.
Yo: ¿En serio?
Álex: Toda tuya. (Sonrió.)

Fuimos a la cocina agarrados de la mano y nos preparamos el desayuno. Desayunamos juntos en el balcón.

Yo: ¿Puedes llevarme a casa? (Pregunté mientras terminábamos de desayunar.)
Álex: Claro.
Yo: Me visto y nos vamos.
Álex: No tardes. (Dijo guiñándome un ojo.)
Yo: No tardaré.

Entré en la habitación, cogí mi ropa y me vestí. Cuando estuve arreglada, agarré la sudadera de Álex y me la puse encima de mi camiseta. Salí sonriente al salón, Álex me miró y se levantó del sofá.

Álex: Vámonos, vida mía.

Le sonreí, y salimos de su casa. Montamos en su moto y me agarré a él con fuerza. Cuando llegamos a mi casa, me despedí de él con un beso en la mejilla y entré a mi edificio. Había sido una noche preciosa. No había pasado nada, pero no era necesario. Había dormido a su lado, habíamos cenado y desayunado juntos y lo más importante, había despejado mis dudas respecto a Sergio. Ahora estaba completamente segura de mis sentimientos, tanto que podría gritarlos a los cuatro vientos con toda la fuerza de mis pulmones.

2 comentarios:

AE dijo...

jajaja que monos jajaja , aunque ella tiene razón nunca hace falta que pase algo para que sea una noche inolvidable ;) jajaja Prontísimo el proximoo eeeh ! que lo quiero ya,ya ! jajajajajajjaja
beesooooosss, muchoss besoooss ! L

Wendy. dijo...

Jajajjajaja,sí que son monos :)
Claro que no hace falta... xD
¡Ahora mismo subo el 38!
Jajajajajjaajaja, lo tienes yayayaaa.
Muchos más para ti. (L)

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