Capítulo 5. Quería estar contigo.

Dos horas más tarde, me pongo la chaqueta y salgo de casa. No tengo que darle a nadie explicaciones de a dónde voy porque mis padres están trabajando y no volverán hasta la noche. De todas formas, no podría decirles a dónde me dirijo, ya que ni yo misma lo sé. Simplemente camino, sin pensar en nada, o mejor dicho, pensando en todo a la vez. Me pierdo en miles de pensamientos y sigo andando por calles vacías, en las que solo el sonido del viento me acompaña. Llego a un parque y me detengo. Recuerdo perfectamente este lugar, aunque ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vine. Las imágenes del pasado se agolpan en mi cabeza y lloro por lo que ya he vivido, lloro sentada en un banco de aquel solitario parque, mientras mi conciencia vieja muchos años atrás, a un día cualquiera de esos en los que aún era una niña.
-Eres tonto- digo enfadada, cruzando los brazos delante de mi pecho.
-¿Por qué- pregunta confundido.
-Has roto mi flor- contesto.
-Eso da igual- dice despreocupado, le miro enfadada-, te cogeré otra.
-No quiero otra.
-Otra más bonita- añade sonriendo-. ¿Quieres?- Asiento aún dudando.
-Pero no quiero una cualquiera. Quiero una especial, quiero la más bonita del parque. Esa quiero- digo sonriendo, y el enfado desaparece por completo.
Él echa a correr y yo me siento en un banco. Minutos después aparece de nuevo, con una mano escondida detrás de la espalda.
-Toma- dice tendiéndome una flor rosa.
Es pequeña y está aplastada, pero es preciosa. Sus pétalos son muy oscuros, todos menos uno. Uno de ellos es muy claro, de un color casi rosáceo.
-Ala- digo sorprendida mientras cojo la flor y la observo con detenimiento.
-¿Te gusta?- me pregunta.
-Me encanta- respondo con sinceridad, mirándole a los ojos.
Una nueva lágrima recorre mi mejilla. Me la enjugo con el torso de la mano y me levanto del banco. Vuelvo a preguntarme el por qué, ¿por qué lo hizo? ¿Por qué se fue si todo iba bien?
Con desesperación echo a correr, avanzando con rapidez por las oscuras calles. Llego a mi casa y entro al jardín. Tropiezo con algo y caigo de bruces al suelo. No tengo fuerzas para levantarme, así que me quedo ahí tirada, llorando como una tonta.
Cuando me recupero, me levanto torpemente del suelo y me sacudo la ropa. Voy completamente llena de tierra y por mucho que intente quitármela, no se va. Con el pelo revuelto, las mejillas encharcadas y la ropa repleta de barro, entro en casa. Es reconfortante entrar en un sitio cálido, pero aún así no se me pasa el frío, ni la rabia, ni el dolor. Subo despacio las escaleras y me meto a la ducha. Abro el grifo y me coloco debajo. El agua caliente baña mi cuerpo  y por primera vez en todo el día, me siento bien. Cierro mi mente y no pienso en nada, porque nada me importa o al menos de eso intento convencerme.
Oigo un fuerte estruendo y sacudo la cabeza. Con cuidado salgo de la ducha y me envuelvo con la toalla. Abro la puerta del baño y avanzo con sigilo por mi casa. Percibo una luz al final del pasillo, una luz que parece provenir de mi habitación. Ando hasta el lugar del que procede la luz y, con temor, me asomo a la puerta. Extrañamente, en mi habitación no hay nadie y todo parece estar en su sitio. Solo una cosa ha cambiado, la ventana está abierta. Juraría que antes de irme la había cerrado. Me acerco y la cierro con suavidad. De pronto siento una mano sobre mi hombro y pego un brinco, haciendo así que la toalla que cubre mi cuerpo caiga al suelo, dejándome completamente desnuda delante de aquel individuo.
Me giro y él me mira a los ojos. En una décima de segundo me agacho y recojo la toalla. Me intento cubrir con ella mientras él me observa en silencio. Segundos después retrocede unos pasos y respira con fuerza, bajando la cabeza.
-¿Me puedes decir qué haces aquí?- chillo mientras sigo peleándome con la toalla.
-Venía a verte, pero no esperaba verte precisamente así- responde con calma.
-¡Fuera!- grito empujándole hacia la ventana.
-¿Me echas?
-¡Sí!- grito desesperada- ¡Vete ya!
Abro con fuerza la ventana y le empujo fuera.
-Y como vuelvas a hacer algo así, te juro que no sobrevives- él sonríe haciéndome sentir estúpida- . ¿Por qué te ríes?- pregunto indignada.
-Echaba de menos todo esto.
-¿Echabas de menos verme desnuda?- digo enfadada, cruzando los brazos sobre mi pecho.
-No, eso no. Lo que echaba de menos es tu estupendísimo humor, tu carente sentido del ridículo y tu gran genio.
-¿Me estás llamando geniosa?- vuelvo a gritar.
-¿Acaso no lo eres?- dice él, descolocándome por completo.
Me quedo callada, agarrando con más fuerza la toalla.
-Vístete, volveré en quince minutos y me da igual que estés vestida o no.
Dicho esto, se gira y sale por la ventana. Yo me quedo ahí parada, sujetando todavía la toalla y con el rostro crispado. Me acerco al espejo y me observo. Estoy completamente sonrojada y tengo el pelo enredado. Recuerdo de pronto, que volverá en quince minutos y, con rapidez, saco el pijama del armario y me lo pongo. Cojo un cepillo de encima de la cómoda y, tras soltarme la coleta que sujeta mi pelo, comienzo a desenredarlo. Espero sentada en la cama hasta que él llama a mi ventana. Me levanto de un salto y la abro. Él entra sonriente a la habitación, con el pijama ya puesto, y cierra la ventana tras de sí.
-Hola de nuevo- dice sentándose en la cama.
-Hola.
-¿Sabes? Ibas más guapa antes- dice con picardía. Yo le saco la lengua y él suelta una carcajada.
-¡Qué gracioso!
-Allie, es que ha sido buenísimo…- me asegura él dejándose caer sobre la cama.
-Claro. Buenísimo…- él sigue riéndose, yo le miro enfadada- ¿Qué hacías aquí?
-Venía a verte.
-¿Y para qué?
-No sé, quería estar contigo.
-Mmm- murmuro. Mi corazón se acelera y mis manos comienzan a temblar. Derek me mira en silencio mientras yo me tumbo con suavidad en la cama.
-Allie, lo siento de veras- le miro a los ojos y él sigue hablando-. Sé que no debería haberme ido.
-Si lo sabes, ¿por qué te fuiste?
-Era un crío, no sabía lo que hacía…
-Derek, con quince años no se es un crío. A esa edad ya se tiene la madurez necesaria para saber lo que uno hace.
-Yo nunca he sido muy maduro, Allie.
-Eso ya lo sé- él se queda callado y se tapa el rostro con las manos.
-Ojalá pudiera volver atrás.
-No puedes.
-Es que…
-¿Qué?

2 comentarios:

Samy_Belieber dijo...

¡Me encantó el capitulo! :) Qué verguenza debio de pasar Allie jajaja aunque la escena fue muy graciosa xD. ¿Qué le dirá Derek a Allie? Que emocion!! Espero que subas el siguiente pronto.
Un beso ;)

Dreamer B. dijo...

¡Hola!
Me he leído tanto la historia que ya está publicada (la de Alex y Marina) como los capis que ya has publicado de esta y, la verdad, están bastante bien! Personalmente, creo que me está gustando más esta, pero ya veremos cómo se desarrollan las cosas!

Bueno, nada, que aquí tienes a una nueva seguidora y que, si te apetece, te espero por mi blog para que eches un vistazo a ver si te gusta (aunque hace poquito que lo tengo!).
Un besito y espero el próximo capi! :)

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