Capítulo 13. Lo ha vuelto a hacer.


Completamente segura de que esta vez será la definitiva, de que podré al fin experimentar el cosquilleo del primer beso y el temblor en los dedos producido por los nervios, cierro los ojos y espero. Pero no ocurre nada. No siento sus labios presionar con dulzura los míos, ni su dulce aliento en mi cara. 
La magia de ese momento tan deseado deja paso al miedo, al pánico y a la desesperación. Hasta que de pronto no experimento ninguna sensación, solo frío y un silencio que lo envuelve todo.
Abro los ojos lentamente, tratando de fingir que me encuentro perfectamente y que el vacío de mi pecho es inexistente, y es en ese mismo instante en el que me doy cuenta de que estoy completamente sola. Lo ha vuelto a hacer; ha huido de nuevo.
Me levanto de la cama arrastrando los pies por el suelo y cierro la ventana. Mis ojos buscan su figura entre las sobras nocturnas, pero está claro que ha vuelto a casa.
Tapo mi rostro bajo las sábanas y dejo caer las lágrimas sobre la almohada. Intento expulsar todo mi dolor mediante gotas de agua que bañan mi cara y mi cama, pero aunque finalmente las lágrimas cesan, el dolor no. 
En todo momento sabía que volvería a pasar, sabía que frente a la menor adversidad se daría media vuelta y echaría a correr, y sin embargo pensé que esta vez se quedaría a mi lado. Posiblemente el problema sea mío y no suyo. Tal vez yo tenga la culpa y no le merezca, ¿quién sabe? Pero ahora mismo, acostada en mi cama y con los ojos desbordados, hay varias cosas que tengo claras: no pretende quedarse a mi lado, obviamente no ha cambiado, nunca he sido lo que él busca, y debo olvidarle de una vez.
Cuando despierto, apenas seis horas después, ya he trazado un plan de olvido demasiado complejo como para llevarlo a cabo, pero estoy decidida a intentarlo. Desayuno deprisa y me visto con más rapidez aún. Espero a que sean las cinco de la tarde y salgo de casa sin decir a dónde voy, porque sé que a nadie le importa.
Camino despacio, repasando mentalmente las pautas a seguir e imprimiendo en cada paso una sombra del dolor acumulado. No tardo más de diez minutos en llegar a mi destino y con el rostro crispado, llamar al timbre. 
Sus ojos se abren al verme y su frente se arruga a causa de la sorpresa. Una camiseta azul celeste y unos pantalones cortos cubren su cuerpo. Podría jurar que no se ha peinado, aunque sus ojos siguen luciendo igual de azules que de costumbre.
-Allie, ¿qué haces aquí?
-¿Puedo pasar?- digo, evitando su pregunta.
Se aparta de la puerta y con una sonrisa me invita a entrar. 
-Algo ha tenido que pasar para que tú, vengas a verme... a mí- comenta, sentándose en el sofá.
Yo me limito a sonreír con dulzura, escondiendo mis intenciones, y a sentarme a su lado. 
-Solo me apetecía hablar con alguien... No he tenido a nadie con quien hablar en mucho tiempo.
-¿Y desde cuándo, si te apetece hablar yo soy una opción considerable?
Palidezco. Llevo semanas sin dirigirle la palabra y ahora de pronto, aparezco en su casa. Es normal que se extrañe.
-Oliver, siento haber estado tan distante todo este tiempo. Pero es que no quería estar con nadie...- me disculpo.
-Exceptuándolo a él, claro- añade con el cejo fruncido.
-Sabes lo mal que lo pasé cuando se fue. Lo sabes perfectamente.
-Sí, lo sé. Pero hay algo que no termino de entender; si tú lo pasaste mal cuando él se alejó de ti, ¿por qué me haces a mí lo mismo? ¿Por qué te alejas de mí y me haces el mismo daño que él te hizo?
Bajo la cabeza. Me siento mal de pronto, no me lo había planteado así. No me había puesto en su lugar ni me había parado a pensar cómo se había sentido él cuando después de estar completamente unidos yo le dejé de lado por el simple hecho de que él creía estar enamorado de mí.
-No lo sé, Oliver... Supongo que porque temía enamorarme de ti igual que tú lo hiciste de mí.
-¿Y por qué temías enamorarte de mí?- me pregunta confundido, posando sus ojos en los míos.
-Porque ya me enamoré una vez de mi mejor amigo y la cosa no salió bien.
-¿Era tu mejor amigo?- repite él, supongo que porque quiere volverlo a oír.
-Durante todo el tiempo que Derek estuvo desaparecido, sin duda, lo eras.
Oliver asiente con timidez y gira la cabeza. Yo permanezco en silencio observándole hasta que me aburro del silencio y le digo: 
-Por eso mismo. Quiero que volvamos a ser amigos y poder pasar las tardes contigo, bebiendo chocolate caliente en la escalera de la buhardilla.
Ambos sonreímos débilmente.
-¿Podrás perdonarme y volver a ser mi gran apoyo, Oliver?
Parpadea un par de veces, hasta que finalmente acepta mi preposición y murmura:
-No hay nada que deba perdonar, solo espero que no vuelvas a olvidarte de mí.
Yo me lanzo a su cuello y le abrazo, mientras él acaricia mi pelo con dulzura.
-¿Te apetece un chocolate caliente, que perfectamente podemos tomar en esa escalera que tanto te gusta?- me pregunta cuando me suelta, yo asiento y sonriendo se mete en la cocina para salir minutos después con dos tazas de líquido oscuro en las manos.
Y así transcurre la tarde, entre palabras dulces, chocolates calientes y partidas de ping pong. 'Primer paso: recuperar a Oliver, conseguido' pienso mientras vuelvo a casa sonriente. Justo cuando me dispongo a abrir la puerta principal alguien me sorprende, agarrando mi brazo con fuerza, aunque con la dulzura de una persona a la que le importas. Me giro con rapidez y encuentro sus ojos dorados clavados en mí. 

2 comentarios:

Marie C. dijo...

hey linda. A ver. El capitulo me gusto realmente pense que la besaria, pero ya vez que no.-. segundo paso hacerse novia de Olvider? jaja Quiero mas:33 Linda no se yo te sig pero no me aparecen tus actuliazacion en Blogger. sabes porque sera? E entrado de casualidad y mira que ya tenia dos entradas sin ver. Bueno buenoxd Solo te digo que me gusto mucho la historia y me gusta como escribes. Besos linda.

Marta dijo...

Me encanta. No tengo palabras, escribes demasiado bien =)
Un besito guapa y proximo capitulo yaa!!!

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