Capítulo 2 ~> Un cambio un tanto brusco.

Mi vida, era tan monótona que deprimía. Deseaba dejar atrás todo eso poder darle un cambio drástico a mi vida pero no era ese el tipo de cambio que me esperaba...

Aunque bueno, eso es adelantar demasiado los acontecimientos. Después de abrir, me fui de nuevo a mi habitación y me tumbé en la cama. Me puse a pensar en todo lo que había pasado últimamente.

Mamá:  Marina, a cenar.
Yo: Ya bajo mamá.

Me levanté y me dirigí a la cocina. Al llegar contemplé que había un ambiente algo tenso, así que me senté y no dije nada.

Papá:  Tenemos que deciros algo. (Dijo mirándonos a Diana y a mí.)

Di, me miró con cara de extrañeza y me preguntó con la mirada si yo sabía algo. Respondí con un leve movimiento de hombros mostrándole que no tenía ni idea de qué se trataba todo esto.

Mamá: Como ya habréis notado, vuestro padre y yo no nos llevamos muy bien últimamente.
Yo: Sí, pero no es para tanto, ¿no?
Diana: Claro que no. Todos los matrimonios discuten.
Papá: Eso pensábamos al principio, pero nos hemos dado cuenta de que no.
Mamá: Y no podemos seguir así.
Yo: ¿Qué significa eso?
Papá: Pues que creemos que lo mejor que podemos hacer es...

¡No! No podía ser... ¡Era imposible! Discutían pero no era para tanto. Podían solucionarlo. No quería custodia compartida, no quería no poder ver a mí padre cuando quisiera, no quería tener que vivir lejos de cualquiera de las tres personas que tenía delante. No sabía si podría soportarlo.
Me levanté de la mesa y me fui corriendo a mi habitación, mientras las lágrimas invadían mis ojos.
Sabía lo que iban a decir, pero no podía soportar verlo salir de su boca. Oí como mi madre se levantaba de la mesa y me seguía. Cuando llegó a la habitación me vio tirada en la cama con la cabeza escondida bajo la almohada. No iba a permitir que me viera así. No era una persona de esas que lloran por todo, en realidad nunca había llorado por nada ni por nadie. Pero, ahí estaba yo. Sollozando como una niña pequeña cuando no consigue lo que quiere.

Mamá: Cariño, ¿estás bien?
Yo: No mamá, ¿es que no ves que no?
Mamá: Se que es duro pero no podemos hacer otra cosa.

Yo: Vale, de acuerdo que ya no os queráis, pero yo paso de ver que mis padres no puedan ni verse, de que queráis alejarme el uno del otro y de todas esas cosas que ocurren cuando los matrimonios se divorcian.

Al pronunciar la palabra "divorcio" un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Mamá: Pero Marina, a nosotros no nos va a ocurrir nada de eso.
Yo: Eso no me lo podéis prometer. Muchos padres lo dicen y luego ocurre, no es que quieran que las cosas sean así, pero así son.
Mamá: Ya verás como no, mi niña.

Me miró de esa manera tan dulce en la que miran las madres cuando ven que su hija no está bien. Lo hacía con Diana a menudo. Pensaba que no servía para nada, pero me alivió un poco, la verdad. Las lágrimas cesaron y miré a mi madre que me dedicó una pequeña sonrisa.

Mamá: Todo va a salir bien, ya lo verás.
Yo: Vale mamá, ahora quiero dormir... Buenas noches mamá.
Mamá: Venga cariño, descansa. Mañana hablamos.

Me dio un breve beso en la frente y se marchó. Oí como bajaba las escaleras y al llegar decía algo que no pude comprender. Una nueva pelea estaba en camino...

Este es más largo, ¿qué os ha parecido? COMENTAD :)

1 comentario:

Valery dijo...

me encanta!!!! :D

Publicar un comentario