Capítulo 29 ~> Gracias por estar a mi lado.

Le abracé con todas mis fuerzas.

Yo: Gracias, gracias por confiar en mí. Por darme fuerzas. Por ayudarme a enfrentarme al mundo…
Sergio: Gracias a ti.
Yo: Gracias a mí, ¿por qué?
Sergio: Por estar a mi lado.

Sonreí inconscientemente, mientras le abrazaba. Segundos después sonó el timbre, y me separé de él. Nos quedamos mirándonos, en silencio.

Yo: Será mejor que vaya entrando.
Sergio: Sí. Yo también…

Eché a andar, pero luego me detuve y me giré.

Yo: ¡Sergio! (Grité)

Él se giró sobresaltado.

Sergio: ¿Qué? (Me preguntó.)
Yo: Esta tarde te toca clase con tu mejor alumna.
Sergio: No lo había olvidado. (Dijo sonriendo.)
Yo: Pues hasta esta tarde.
Sergio: Hasta esta tarde “mejor alumna”.

Seguí andando y entré a clase, con una sonrisa aún pintada en la cara. Sergio era tan cálido. Me hacía sentir tan bien. En poco tiempo se había convertido en alguien muy importante para mí, en mi mejor amigo.
Esa tarde a las cinco y media salí de casa, de camino al instituto, al encuentro de Sergio. Cuando llegué él ya estaba allí. Me acerqué lentamente a su lado.

Yo: Hola.
Sergio: Hola. (Dijo sonriendo.) ¿Vamos?
Yo: Vamos. ¿Sabes que mañana tengo un examen de mates? (Dije mientras echábamos a andar.)
Sergio: ¿Sí?
Yo: Sí, Así que hoy te tienes que dejármelo todo muy claro.
Sergio: Te lo dejaré todo claro. ¿Hay algo que quieres que te deje claro, en especial?
Yo: ¿De las mates?

Sergio asintió.

Yo: No. Lo llevo todo más o menos bien…
Sergio: Y que no sea de mates, ¿no hay nada?
Callé, confundida. No entendía a qué se refería. ¿Qué quería dejarme claro?
Yo: ¿Hay algo que quieras dejarme claro?
Sergio: No. (Añadió sonriendo.)
Yo: ¿Entonces?
Sergio: No sé. (Dijo bajando la cabeza, lentamente.)
Yo: Bueno, ahora que lo pienso. Sí que hay algo…

Sergio levantó la cabeza, y me miró fijamente, expectante.

Yo: No entiendo el teorema de Pitágoras.
Sergio: Eso es fácil.
Yo: Para ti… (Sonreí.)
Sergio: Y para ti, después de que te lo explique.
Yo: Eso espero.
Sergio: Ya verás cómo sí. (Dijo dándome un pequeño empujón que me hizo tambalearme.)
Yo: ¡Eeeeh! (Le grité.)

Sergio sonreía, mientras avanzaba, como si nada.

Yo: Ya verás.

Me acerqué a él y le empujé con todas mis fuerzas.

Sergio: ¡Oye! (Gritó él, mientras venía a por mí.)

Eché a correr, por en medio de la calle.

Sergio: ¡No huyas!
Yo: Yo no huyo. (Dije riendo.)
Sergio: No gastes energías. Te pillaré, antes o después.
Yo: No deberías estar tan seguro de eso.

Seguí corriendo, mientras él me seguía a menos de un metro. Alargó su brazo y agarró una de mis manos. Paré en seco, me había pillado. Me agarró con ambos brazos, y me atrajo hacia él. Me miró a los ojos y yo sostuve su mirada. Momentos después soltó una de mis manos. Supuse que me soltaría, pero no hizo precisamente eso. Pasó su mano por mi pelo, despeinándolo completamente y echó a correr.

Yo: ¡Sergio!

Él seguía corriendo mientras se reía.

Yo: Eres idiota.

Paró de pronto y se acercó a mí.

Sergio: ¿Eso crees? (Dijo acercándose mucho a mí.)
Estaba muy cerca, y eso me ponía nerviosa.

Yo: Sí, eso creo. (Dije enfadada.)
Sergio: Marina, ¿te has enfadado?
Yo: Sí. 
Sergio: Marina, no te enfades. Ahora en mi casa te dejo un cepillo y te peinas, ¿vale? 
Yo: Depende.
Sergio: ¿De qué depende? (Dijo sorprendido.)
Yo: Si me das una bola de helado y me dejas un peine, te perdono.
Sergio: Pides mucho tú, ¿no?
Yo: No tanto. (Sonreí coquetamente.)
Sergio: Vale, trato hecho.

Pronto llegamos a su casa. Me peiné y me comí dos bolas de helado. Después empezamos con las matemáticas. Una hora y media más tarde, volví a casa.  

2 comentarios:

Mina Vega. dijo...

aaaaamé el capítulo! Publica pronto! oye te pasas por mi novela de Justin?
tuhistoriaconjb.blogspot.com

Wendy. dijo...

Me alegro mucho de que te guste. No tardaré en subir el siguiente, puede que esta tarde suba el capítulo 30 :)
Acabo de meterme, la estoy leyendo... Hasta donde he leído me gusta. Está muy bien. He leído también la otra y me gusta un montón. Ahora te dejo un comentario, un beso.

Publicar un comentario