Capítulo 49~> Mucho.

Subimos al coche, agarrados de la mano y completamente mojados. Álex arrancó en silencio. Intenté que me mirara a los ojos, pero evitaba mi mirada.

Yo: Álex, ¿qué ocurre? (Pregunté desesperada.)
Álex: Nada.
Yo: Álex…
Álex: Es que, no sé.
Yo: ¿Qué no sabes?
Álex: Que no sé. No puedo olvidar lo que ha pasado, así como así.
Yo: ¿Y qué necesitas que haga?
Álex: No necesito nada.
Yo: ¿Entonces?
Álex: No sé…
Yo: Joder, dime qué necesitas que haga y lo haré. Dime qué quieres y te lo conseguiré. Dime lo que quieres que sea y lo seré por ti. Pero dímelo. Dime qué esperas de mí.
Álex: Lo único que espero de ti es que no necesites nada más y que nada se interponga entre nosotros, ni entre el amor que compartimos, porque aunque puede parecer fuerte, es muy frágil.
Yo: Álex, nadie se puede interponer entre nosotros.
Álex: ¿Ah no?
Yo: No.


Él miró a la carretera con fijeza y yo comencé a toquetearme el pelo con nerviosismo.


Yo: Lo siento.
Álex: No lo sientas.
Yo: Sí, sí… Lo siento. (Dije con la voz temblorosa.)


Aparcó en el primer hueco libre que vio y detuvo el coche.


Álex: No tienes nada que sentir, ¿vale? Esto es solo una tontería, solo una tontería. (Dijo sacudiendo la cabeza.)
Yo: No es una tontería. No merezco que me quieras…
Álex: Pero, ¿tú eres tonta?


Me miró fijamente a los ojos y suspiró con fuerza.


Álex: Mira Marina, no te quiero porque quiera, sino porque no puedo evitarlo, aunque no me molesta el hecho de quererte, la verdad. A ver… Lo que quiero decir es que no puedo evitar sentir esto que siento, no puedo dejar de sonreír si tú me sonríes. No puedo hacer disminuir los latidos de mi corazón cuando te beso, y créeme, lo intento. Y no puedo dejar de quererte, no puedo.


Me quedé callada, él se dispuso a seguir hablando, pero yo coloqué mi dedo índice en su boca y me acerqué lentamente. Posé mis labios en los suyos y me dejé llevar por la sensación que aquel contacto me producía. Minutos después, me alejé de él y apoyé mi cabeza en el asiento. Intentando volver a respirar con normalidad. Él no se movió. Noté cómo me miraba y sonreía.


Álex: Es tarde, será mejor que te lleve a casa.
Yo: No quiero alejarme de tu lado esta noche. (Susurré.)
Álex: ¿Qué?
Yo: ¿Puedo dormir contigo?


Las palabras salieron disparadas de mi boca y dudé sobre si sería capaz de entender lo que había dicho.


Álex: Ya sabes que sí, pero a tu madre no creo que le haga mucha gracia. (Dijo, demostrándome que me había entendido.)
Yo: Me da igual. Esta noche soy toda tuya.


Él sonrió ante el comentario y yo me sonrojé. Saqué mi teléfono del bolso y marqué el teléfono de mi madre.


Yo: ¿Mamá?
Mamá: Dime.
Yo: No me esperes despierta. No voy a dormir en casa.


Tras esto colgué y apagué el móvil.


Álex: Te va a matar. Primero a ti y después a mí.
Yo: No me importa.


El trayecto hasta su casa fue corto y silencioso. Cuando subimos a su casa, cogidos de la mano, Álex se sentó en el sofá y yo me coloqué con suavidad sobre sus piernas.


Álex: ¿Vas a dormir conmigo esta noche?
Yo: Por supuesto. (Respondí)
Álex: Tengo una sorpresa para ti.
Yo: ¿Ah sí?
Álex: Sí, espera… (Dijo metiendo sus manos en el bolsillo de su pantalón y sacando un objeto que no pude ver con claridad.)


Extendí mi mano lentamente y él depositó en ella un objeto plateado. Comprobé que eran unas llaves con un precioso llavero formado por numerosas cadenas, de las que colgaba una pequeña piedra de un tono azul eléctrico.


Yo: Álex, todo esto no es necesario.
Álex: Sí que es necesario, quiero que aquí te sientas como en tu casa.
Yo: Esto… Yo no puedo aceptarlas. Es tu casa.


Hice ademán de devolvérselas, pero él cerró con suavidad mi mano y sonrió.


Álex: Te dije que quería compartir esto contigo.
Yo: Sí, pero no es necesario que me des unas llaves, ni nada por el estilo. No lo merezco…
Álex: ¿Pero es que aún no lo entiendes? (Dijo mirándome fijamente a los ojos.) Claro que mereces esto y mucho más, lo que me duele es no poder darte todo lo que te mereces.
Yo: Con tenerte a mi lado, es suficiente. No tienes por qué darme nada, yo no te doy nada a ti.
Álex: Me das más que nadie con el simple hecho de respirar.


Respiré con fuerza y sonreí.


Álex: ¿Tienes sueño?
Yo: Algo.


Sin decir nada más, se levantó del sofá, me tomó en brazos y me llevó hasta su habitación. Cuando llegamos me dejó en el suelo con suavidad y se quedó quieto mirándome.


Yo: Álex, ¿me harías un favor? (Dije en voz baja.)
Álex: Lo que quieras.
Yo: ¿Me lo prometes?
Álex: Sí. (Dijo él, cada vez más desconfiado.)
Yo: Está bien…


Me acerqué a él, agarré su camisa y le besé. Le arrastré hacia la cama y me tumbé. Él se tumbó suavemente sobre mí. Le volví a besar. Se alejó de mí jadeando y se levantó de la cama.


Álex: ¿Estás segura?
Yo: Sí. (Dije nerviosa levantándome y poniéndome de pie junto a él.)
Álex: No tienes que hacerlo si no quieres, en serio.
Yo: Quiero hacerlo.
Álex: Y, ¿quieres que sea conmigo?
Yo: Álex no hay nadie más, nadie puede ocupar tu lugar. Y quiero que mi primera vez sea aquí, ahora y contigo.
Álex: ¿Segura?


Sin responder a su pregunta, me acerqué lentamente a él y besé sus labios con fuerza.


Yo: Sólo una cosa.
Álex: Lo que quieras.
Yo: Perdóname.
Álex: Estás más que perdonada. (Respondió sonriendo.)


Me dejé caer con suavidad sobre la cama y él se colocó sobre mí. Se me quedó mirando en silencio, me apartó el pelo de la cara y sonrió. Me besó de nuevo y en un ágil movimiento se quitó la camisa. Yo me quité con cuidado el vestido y me acosté de nuevo en la cama. Álex se fue deshaciendo de su ropa, hasta que pocas prendas nos separaban al uno del otro.


Yo: Álex… Te he dicho que quiero hacerlo, pero en realidad no sé cómo se hace. Tendrás que enseñarme. (Dije temblando.)
Álex: Relájate princesa. Lo harás genial…
Yo: No lo creo... te decepcionaré. (Dije bajando la cabeza y girándome, escondiendo así mi rostro del de Álex.)
Álex: Eh vida, no seas tonta, no digas esas cosas. Tú no puedes decepcionarme, no tienes que demostrarme nada. En estas cosas, se mejora con la práctica y yo me encargaré de hacerte mejorar, me encargaré de que cojas práctica… (Sonreí y me giré para poderle mirar a la cara.) Marina, no te cambiaría por nadie. Con cualquier otra persona sería solo sexo, joder sólo sexo. Y contigo estoy seguro de que no será sólo eso, porque cada vez que te bese, te besaré con amor. Créeme no es lo mismo, y créeme, prefiero pasar una sola noche contigo que cien con cualquier otra chica, con más experiencia.


Sonreí ampliamente y me coloqué sobre él. Le besé el cuello con dulzura y me acosté de nuevo sobre la cama. Él se colocó sobre mí, besó mi cuello y fue descendiendo hasta llegar a mi abdomen. Noté sus manos por mi espalda buscando el broche del sujetador, la arqueé para que le fuera más fácil desabrocharlo. Lo soltó y lo dejó caer al suelo. Me miró a los ojos, mientras sus manos paseaban con dulzura por mi espalda. Siguió besando mi cuello, acariciando todo mi cuerpo. Yo estaba completamente inmóvil. Se puso de rodillas en la cama y me sonrió.


Álex: Allá vamos…


Se quitó su última prenda. Intenté evitarlo, pero como un acto reflejo, le miré. Él lo notó y yo me sonrojé. Bajé la cabeza. Se acercó a mí y me besó con dulzura. En unos segundos se separó de mí, alarmado y me miró.


Álex: ¡Mierda! (Dijo de pronto, poniéndose de pie.)
Yo: ¿Qué?
Álex: Necesitamos protección, pero no tengo…


Sonreí.


Yo: Yo sí.


Me miró perplejo.


Yo: Sabía que esto iba a pasar, quería que pasara.
Álex: ¿Dónde los tienes?
Yo: Ahí. (Dije señalando el pequeño bolso que había llevado al baile. Álex rebuscó hasta encontrar lo que necesitaba.)
Álex: No tardo. (Dijo sonriendo, mientras se metía al baño.)


Me senté en la cama, impaciente. Álex tardó menos de lo que yo esperaba y en menos de dos minutos, ya estaba de nuevo a mi lado. Se tumbó junto a mí y volvimos a empezar, con más seguridad. Aunque no me cogió por sorpresa, me estremecí cuando, segundos después, sus manos se deslizaron por mis caderas, librándose de aquella última prenda que separaba su cuerpo del mío.


Álex: ¿Estás segura de que quieres hacer esto?
Yo: Más de lo que debería. (Dije temblando.)
Álex: Llevaré cuidado. No te haré daño princesa…


Estaba completamente tensa, mis músculos estaban agarrotados y dudaba que fuera a ser capaz de hacer el más mínimo movimiento. Busqué entre las sábanas hasta que encontré su mano y la agarré con fuerza. Cogí aire, para luego expulsarlo todo de golpe y antes de que me diera tiempo a darme cuenta, solté un gemido. Sentí como me rompía por dentro y deseé parar. Grité más fuerte, Álex me miró preocupado.


Álex: Marina, ¿Estás… Bien?
Yo: Mejor que nunca… (Dije con la respiración demasiado acelerada.)
Álex: Podemos parar, si quieres…
Yo: No, no… Estoy bien. Tú no pares.
Álex: ¿De verdad cariño? No quiero hacerte daño…
Yo: No me haces daño. (Dije intentando parecer firme, pero me faltaban fuerzas para poder pronunciar la frase con convicción.)


Él me miró fijamente, y yo me limité a cerrar los ojos y a dejarme llevar por la sensación. Pronto el dolor desapareció. Álex iba despacio, con suma delicadeza y llevando el máximo cuidado posible, mientras yo gritaba, intentando respirar.


Yo: Á-Álex... (Dije entrecortando las palabras por culpa de la agitada respiración.)
Álex: Dime... (Susurró él.)
Yo: Te... Te quiero.
Álex: Yo también, vida mía... (Dijo, besando suavemente mi cabeza.)


Volví a gritar. Notaba como mis músculos se contraían y permanecí en silencio. Lo único que se oía en la 
habitación era el sonido de nuestras agitadas respiraciones. Miles de recuerdos pasaron por mi cabeza, pero Álex hizo que me olvidara de todo aquello que no tuviera que ver con nosotros dos, y en ese momento para 
mí no hubo nada más que él y yo, en aquella habitación.


No mucho tiempo después él se acostó a mi lado y me abrazó, sonriendo como nunca le había visto hacerlo.


Álex: Te dije que sería mejor, ¿verdad? (Dijo poniéndose serio.)
Yo: Sí. (Respondí asustada.)


¿Y si había cambiado de idea? Me estremecí sólo de pensarlo.


Álex: Me equivocaba. No ha sido mejor, ha sido magnífico...


Sonreí como una tonta, como una tonta enamorada.


Yo: No creo que haya sido tan bueno...
Álex: Como se nota que no tienes experiencia. (Dijo sonriendo. Su expresión cambió cuando siguió hablando y me miró con seriedad.) Marina, ha sido perfecto.
Yo: Para mí sí que ha sido perfecto.


Me miró confundido.


Álex: ¿Y eso a qué se debe?
Yo: Tal vez al hecho de que ha sido contigo. (Dije.)


Besó mis labios y cuando se alejó de mí, me tapó más con la sábana. Yo apoyé mi cabeza en su pecho y cerré los ojos. Necesitaba dormir.


Tiempo después, noté como unos suaves dedos se deslizaban por mi mejilla. Abrí los ojos lentamente, pero los cerré con rapidez debido a que la luz del sol me deslumbró por completo.


Álex: ¿Cómo estás? (Preguntó sonriendo.)
Yo: En perfectas condiciones como para repetir, ¿te apuntas?


Él soltó una carcajada y acarició mi mano con dulzura.


Álex: Entonces, ¿he de suponer que te gustó?
Yo: Créeme, cuando dices que me gustó, te quedas corto.


Él sonrió y salió de la habitación. Segundos depués volvió a entrar en la habitación con una bandeja en la que había una napolitana y un vaso de zumo. La apoyó en la mesilla y se sentó en su sillón.


Yo: ¿Esto es para mí?
Álex: Sí. He pensado que necesitarías recuperar fuerzas.
Yo: Gracias.
Álex: Dejate de darme las gracias y come.


Sonreí y agarré la bandeja. Pegué un trago al zumo y mordí la napolitana. Álex me miraba sonriendo desde su acomodado sitio en el sillón.


Yo: ¿Qué?
Álex: Te levantas preciosa por las mañanas.
Yo: Después de dormir contigo sería un delito no despertarse preciosa.


Volvió a sonreír y bajó la cabeza.


Yo: Estás muy contento tú, ¿no?
Álex: Bastante...


Él volvió a sonreír y yo sonreí a su vez.


Yo: No creas que se me había olvidado... (Dije levantándome, poniéndose su camisa, que colgaba de la puerta y sentándome sore sus piernas.) Feliz diecinueve cumpleaños vida mía.


Él me abrazó con fuerza y volvió a sonreír.


Álex: No pensé que te fueras a acordar.
Yo: ¿Cómo podría olvidarlo, vida mía?
Álex: Te quiero.
Yo: ¿Cuánto?
Álex: Mucho.
Yo: ¿Y eso cuánto es? (Pregunté sonriente.)
Álex: No sé, no sé...


Permaneció callado, mirando hacia todas partes hasta que segundos después, me miró y siguió hablando.


Álex: Infinito y vuelta, mi vida, infinito y vuelta.


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Cariños :)
A ver, lo siento por haber tardado en subir, pero es que he tenido que entregar trabajos... Bueno, hay un pequeño problema con la vista y buena parte del capítulo está como subrayado, pero no quería haceros esperar, así que lo he subido así mismo. Luego intentaré arreglarlo. 

¿No me diréis que es corto el capítulo? ¡Dos horas para escribirlo!
Espero que os guste, es el penúltimo. Cuando llegue a los 6 comentario el siguiente. Ya sabéis o hay seis comentario o no hay capítulo, así que a comentar xD
OS QUIERO <3

3 comentarios:

Mónica. dijo...

Oissss, capiitulo perfectoo, me ha encantadoo muchoo, y mas hoy que es mi cumpleaños jejej ^^ :) Muchos besiitos (L)

AE dijo...

Meee a encantado !! enserioo ! jajaja eso si, nose por que pero no daba la sensacion de que le gustase sino de que se estaba muriendo del dolor jajajaja. Pero igualmente a sido perfecto enserio jajaja que mono que es alex :$ besoooss !

Wendy. dijo...

Monii: Me alegro de que te haya gustado. Y muchisísisimas felicidades. Espero que te lo hayas pasado bien ;D
AE (Mari): Jajajajaja, es que amigas mías que ya lo han hecho me lo han contado así, por propia experiencia y yo he hecho caso a las maestras xDD
¿Álex? ¿Qué ha pasado con Sergio? (:

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